"He notado que aun la gente que dice que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle"
Stephen Hawking

jueves, 12 de abril de 2012

Los Seres

Bueno gente ahora si les dejo mi primer cuento, espero lo lean y lo comenten, acepto todo tipo de sugerencias.

Agradecimientos a:
Luisa Galindo quien me ayudo en la redacción y corrección


Fue el día de la llegada de mi tercera década de existencia la fecha que nunca podre olvidar. Y que mas quisiera yo que fuera por la pomposidad de mi celebración o algún regalo inesperado que me marcara por el resto de mi vida, pero esto no es así, fue todo lo contrario, aquel fue un día solitario y vacio en lo absoluto, menos un detalle, un inmenso detalle que me hace escribir esta carta a forma de testimonio de lo sucedido aquel tan trágico día, que agobia mi ser desde lo mas profundo. El terror inexpugnable que sentí, auspiciado por el vértigo, la intriga y la desesperación, que tan solo pudieron ser  calmadas por la mas voraz locura que nunca en mi vida pude llegar a concebir para mi ser, una locura que únicamente podría ser descrita en el mas siniestro y degradante reclusorio de sanidad mental, pero que la poca cordura que mi ser aun conserve me llevó a callar lo visto en ese día, hasta el día de hoy, donde consignare esos recuerdos que aun me atormentan.

Quiero primero que todo especificar que esto lo hago tan solo como un ejercicio de relajación propuesto por un psicólogo, amigo mío, que tras notar la tensión reflejada en mí al pedir su ayuda, lo único que pudo decirme en vista de mi negativa, de especificar los detalles de mi degradación mental, fue que hiciera una carta, un pequeño escrito donde estuvieran todos los pormenores de ese fatídico día que perturbaba de manera tan atroz mi calma. Al meditar de la manera mas calmada que se me es posible, que de por cierto no es mucha, tomé la decisión de no tan solo escribir la pequeña carta, sino también de buscar una manera de publicarla, de hacer saber al mundo lo que ese día me sucedió, sin temer ya lo que pueda pasar con mi futuro. Bien puede ser el de un sanatorio mental o alguna ayuda de cualquier profesional, cualquier cosa seria mejor que seguir cargando sobre mi ya muy débil mente, el peso de esta desaforada locura.

Como ya he dicho fue exactamente el día de mi cumpleaños numero treinta. Para muchos el simple hecho de cumplir un año mas es motivo de alegría y aun más si este es el cumplir de una década de existencia. Pero para mí no lo era así, artista solitario, refugiado en el alcohol y en los burdeles, nunca conseguí, ni nunca lo quise, una familia. Entonces ese día se convertiría en otro día mas, en el que iría al burdel, a calmar mis ansias humanas de compañía, en los brazos de una prostituta que por un bajo precio, me daría la satisfacción necesaria para levantarme al siguiente día y continuar con mi obra, que aunque devaluada hasta para mí mismo, me daría los suficiente para continuar con la rutina diaria.

Quiero aclarar esto para dar una imagen de mi perfil, un perfil que aunque no habla muy bien de mi, es lo que soy, o mas bien lo que era, y que me gustaba vivir así. Ahora solo pienso en el día en el que pueda volver a cerrar los ojos con plena tranquilidad, sin que un éxtasis de terror nauseabundo invada mis recuerdos y mi mente, acelerando el ritmo de mi corazón y cortando al mismo tiempo mi respiración, derribándome en un lugar de sombras donde mi mente se siente mejor que en los extravagantes recuerdos que la invaden.

Ese día, como ya lo había mencionado, visité un burdel el cual estaba acostumbrado a ir, en donde alardee sobre la fecha, esperando un mejor servicio; aun mejor de el que ya solía recibir por ser entonces un cliente frecuente. Y ya después de mi alargada sesión sexual, me vi en la necesidad de irme lo más pronto posible a mi casa para descansar. No quería saber nada de cualquier conocido que se acercase a mí para felicitarme por mi cumpleaños, porque ya había recibido lo único que quería y que me esperaba por la fecha.

Fue saliendo del local y dirigiéndome a mi casa que quedaba relativamente cerca de donde solía recibir mis servicios sexuales, cuando lo indescriptible ocurrió. La noche estaba clara y la luna gloriosa y menguante brillaba en su plenitud, en su altar de media noche en medio del cielo, o así la miraba yo, cuando fijaba mi atención en las alturas, que se hacían mas  hermosas en la oscuridad de las calles solitarias, esta calma y este cielo luminoso me llenaba de satisfacción y de regocijo, de seguro una grata consolación del vacio diurno al que se veía mi vida cotidiana. Pero tal ves Dios o cualquiera que ordene el mundo no quería que ni por esta peculiar satisfacción llenase mi vida, ya que fue contemplando esta luna, que entonces me parecía una diosa omnipotente, fue que vi esa luz que me transportaría a un odio infinito ante esa diosa, que ahora se convertiría en un demoniaco Morfeo que atormenta mis sueños con grotescas conmociones.

Un ligero parpadeo fue lo que duro mi vacilación de un objeto entre las estrellas mas cercanas a la luna, era algún brillo fosforescente entre el cielo iluminado pero oscuro que solo puede ofrecer la ciudad. Este brillo se movió rápidamente posándose y camuflándose con la luna, ya que su color era indescriptiblemente igual al de ella. Mirando con atención la luna, con el fin de ver si podría divisar y reafirmar aquello que vi, noté con irremediable terror que no era una ilusión y que tan arrepentido estoy de eso. De haber sabido lo que seguiría hubiese corrido, aunque tal ves en vano, como un loco que es perseguido por los fantasmas que le atormentan tal cual Quijote. Ese objeto que había divisado crecía más y más en la luminosidad de la delgada luna menguante, poco tiempo pasó cuando pude identificar como el objeto se acercaba a mí con gran velocidad. Entonces entré en un gran pánico que me erizó la piel. Pero esto no era más que el principio, ya que lo que siguió, fue una fría luz que me bañó con su color blancuzco y  me lleno de una incertidumbre aterradora. No sabia porque pero no podía moverme, mis músculos se contraían violentamente, haciendo mi cuerpo una terrible colección  de dolores que se multiplicaban, primero en las extremidades, después en la garganta, y así en cada parte de mi cuerpo que intentaba mover, en ese momento no podía hacer mas que aumentar mis gestos de desesperación y terror que se agolpaban en mi rostro al ver la agonizante parálisis, que se adueñaba de mi cuerpo.

Aunque esa luz me iluminaba completamente pude notar con un desesperado terror que no iluminaba mas allá de un pequeño radio de metro o un metro treinta, esto me heló el corazón, al ver que ya nada ni nadie me podría ayudar, que estaba solo en esa calle y que esa soledad que hace unos instantes me parecía tan acogedora, ahora se mostraba odiosa y burlona de mi tan cruel e inesperado destino. Los pocos sonidos que podía expirar atreves de mi adolorida garganta  se apagaban más y más como si esa luz enmudeciese cada uno de los sonidos de auxilio que yo en vano emitía hacia la funesta noche oscura y solitaria. En ese momento mi cuerpo se sentía más y más ligero, lo que me llenaba de un vértigo desquiciante pero al mismo tiempo adormecedor,  fue entonces cuando perdí la razón.


 En ese momento todo era paz y calma, y mi cuerpo se relajaba de una manera lenta pero continua, mis ojos se volvían cada ves mas pesados y mi mente se adentraba en un sueño profundo, frio y sin ninguna imagen que recordar. Un ligero sueño, que después de haber estado en esa terrorífica situación, me hacia sentir en un éxtasis de satisfacciones continuas, que me llenaron de mucha tranquilidad. Pero este seria solo una pequeña brecha de paz en una noche llena de horrores y locura, ya que esto seria tan solo el principio del diabólico horror que me aguardaba en ese extraño objeto.


 Agradezco a Dios que en una pequeña parte de su desquiciado plan para con mi vida, tuvo compasión de mí e hizo que los acontecimientos siguientes no fueran tan claros, ya que de serlo así, sería la cúspide de mi locura y hubiera recurrido irremediablemente a la muerte para encontrar descanso para mi adolorida mente. Los sucesos que viví dentro de aquel cuerpo extraño que me raptó de mi tan acogedora monotonía son borrosos, no sé si porque esos seres que se encontraban allí dentro me tendrían con algún tipo de droga o si es porque mi mente los quiere olvidar y la compasión que tuvo Dios de mí es todo lo contrario, y es él quien las recrea para diversión suya.

En todo caso se que lo que vi, eran unos grotescos seres de las mas aberrantes proporciones que cualquier cubista o surrealista pudieran concebir, pero con una sincera expresión dadaísta que me enloquecía y desesperaba sin poder poner oposición alguna ante ese destino, que se burlaba de mí sin ninguna contemplación. Creo recordar que sus cuerpos eran enormes, casi de dos metros diez o tal vez mas; como digo es solo impresión mía ya que los recuerdos son confusos. Su cuerpo era grueso y un tanto gelatinoso, y su desnudes dejaba ver una asquerosa grasa que traspiraban por unos poros, que parecían casi visibles a causa de la impresión tan  extravagante que daba ese líquido asquiento que salía de aquellos seres. Por otra parte sus brazos tendían a parecer los de un niño debido a su delgadez, pero con la única diferencia que eran perturbadoramente largos y que transpiraban el mismo asqueroso líquido que sus cuerpos, su cuello casi parecía el de un humano viejo y decrepito con la excepción que también tenía el resto de su cuerpo. Por ultimo su cabeza, que era lo mas repúgnate, terrorífico y desagradable que puedo recordar de sus tan grotescas formas, ya que aunque en su piel no se transpiraba es extraño liquido, si se expedía de ellas un horror nauseabundo y delirante, ya que su contextura parecía mucho mas frágil, menos viscosa y muy arrugada, solo que de una forma un tanto ordenada; no como la de los humanos a los que estamos acostumbrados a ver, que es de arrugas desordenadas. Su nariz solo eran dos agujeros que estaban situados donde un humano la tendría, sus ojos grandes y negros no reflejaban mas sino el propósito de su diabólica creación. Su membranosa cabeza producía sensaciones imposibles de describir, ya que se agigantaba inconcebiblemente con respecto de su delgado rostro y era lo único que en mis recuerdos se mostrara con color alguno y este es un amarillo brillante, como el de la miel de abejas, pero que producía cierta luz que desquiciaba del solo verle.

Pero lo horrible y deforme de sus aspectos era un simple peldaño del tortuoso horror al que mi desauspiciado cuerpo tuvo que enfrentarse y que mi mente por mas que trata, no logra olvidar, creo que ni la mas grotesca violación que pueda ofrecer Lilith y su centenar de hijos a un hombre, se podría comparar con la tortura a la que mi cuerpo y mi mente fueron expuestos. Un sin fin de penetraciones dolorosas y agonizantes se podía sentir en todo mi cuerpo, produciendo en mi una conmoción delirante, mientras que mi mente se mortificaba por un intruso extraño, que parecía disfrutar con mucha excitación el ser espectador de mi sufrimiento, no se quien seria, si Dios o esos aberrantes seres que me tenían cautivo, pero lo cierto es que no paro de disfrutar el espectáculo.

No sé cuanto paso hasta quedar inconsciente en medio de esa tortura, ni cuanto tiempo me dejaron mas en ese horroroso lugar, pero lo cierto es que desperté desnudo en un potrero a las afueras de la ciudad, aturdido, somnoliento y sin energía alguna sino para arrastrarme y pedir ayuda, ayuda que no recibí sino hasta que llegué a una calle principal que se encontraba muy cerca, pero que debido a mi deplorable estado tardé casi media hora creo yo en llegar allí. Después de esto fui llevado a un hospital y tratado como un pordiosero, mi diagnostico fue una fuerte intoxicación con algún tipo de droga que de seguro me suministraron para robarme. Ante esto decidí quedarme callado, como muestra a mi mismo de que todavía estaba cuerdo, de que ese horror no podría dañar mi vida mas de lo que lo había hecho, desgarrando el cómodo acostumbramiento que tenia mi mente a una vida sin mayores vicisitudes que la supervivencia.

Espero ahora que entienda el lector de este breve texto el porque de mi silencio durante estos meses, y también el porque he decido confesar. No aguanto más, necesito ayuda y espero encontrarla pronto, ya que siento que no puedo continuar con esta terrible carga, si no encuentro un tratamiento o una respuesta lo suficientemente efectiva creo que me quitare la vida, antes de permitir que Dios se siga burlando de mi.

3 comentarios:

  1. Los cuentos son una forma muy importante de ir soltando la mano. Me parece bueno. Te recomiendo mucho la sintaxis. Veo que hay partes donde escribes algo y después nuevamente lo reiteras. Entonces queda cansòn porque lee uno dos veces la misma idea. Puedes hacerlo todavía más breve. Pero la historia es interesante.

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  2. el preámbulo un poco largo pero en si creo la ilusión de sufrimiento continuo a la que se expone el joven esta bien vacano y muy característico de sumerced

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  3. Debo decir que aunque no es mi tipo de de lectura favorito, el cuento es inquietante y envuelve fácilmente al lector. Vas por muy buen camino. Cuenta con mi opinión y consejos en cuanto a redacción y ortografía, no lo dudes!

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